Un cangrejo a un pececito
un mordisco le dio
y pobre pez dolorido
sin aletas se quedó.
¡Ay, ay, ay!
¿Qué voy a hacer sin aletas?,
se lamentaba en el mar.
Iré al fondo sin remedio
pues ya no puedo nadar.
Le oyó un hada sirena
que entre la olas subió
y al verle llorar tan triste
de esta manera le habló:
No tengas miedo chiquito
que conmigo tú vendrás
y te daré un caballito
de los que hay en el mar.
Todos los mares del mundo
con él podrás recorrer,
jugar con las caracolas
y cuando quieras, volver.
El pececito valiente
de su dolor se olvidó,
se fue con la sirenita
y este cuento se acabó.